miércoles, diciembre 13, 2006

Carta de un Voluntario en Navidad

Bogota, 24 diciembre 2006

Queridos compañeros de Amar y Servir:


!Todavía me parece un sueño! Hace dos años, los padres jesuitas hicieron un llamado apremiante: “!Necesitamos de Ud. para continuar nuestra labor por la paz y el desarrollo en Colombia!”. No lo podía creer. Mis maestros, los que me educaron en el Mayor de San Bartolomé, ahora me buscaban para que les ayudara a desarrollar su tarea. Me pareció provocativa la invitación y empecé a preguntar ¿para qué me necesitaban,? ¿qué era lo que estaban haciendo?, ¿cuántos jesuitas estaban metidos en eso?, en fin, quería saber más antes de dar una respuesta.


En mi camino de búsqueda de respuestas, la primera cosa que me llamó la atención fue la calidad y la cantidad de los jesuitas dedicados a cosas sociales. Durante mis años de colegio supe de su vocación pedagógica y me siento un privilegiado habiendo estudiado en el Mayor, pero no sabía que hay 56 jesuitas de tiempo completo dedicados a labores sociales. Quise saber a que se dedicaban y pude identificar por lo menos estas actividades: trabajo con comunidades rurales en medio de la guerra, apoyo a drogadictos y alcohólicos, defensa de los derechos humanos, educación campesina, protección de la población desplazada, educación formal en las comunas populares de las grandes ciudades, defensa de la identidad de indígenas y afrodescendientes, programas de desarrollo sostenible. Pero todavía más me llamo la atención que de esos 56 jesuitas, 12 eran doctores (la mayoría de ellos de universidades en USA y Europa), 20 poseían una maestría y 24 tenían grado universitario en por lo menos dos carreras. Esto suponía que los jesuitas habían hecho una inversión muy alta en la formación del talento humano dedicado a la acción social. Esto me dio confianza de que la invitación era para apoyar algo que los jesuitas consideran importante.



Otra cosa que me llamó la atención fue que no se trataba de una invitación para empezar un trabajo social, no era una moda. Pude constatar que los trabajos que estaban proponiendo para que los apoyáramos tenían una larga historia en Colombia. El Instituto Mayor Campesino cumplió 44 años, Servivienda, el Cinep y Fe y Alegría ya pasaron de los 35, el Programa por la Paz está cercano a los 20 años y el más joven es el Servicio Jesuita a Refugiados que cumplió 10 años en Colombia y 25 en el mundo.


Con esta información di un paso más y fue saber ¿para qué me necesitaban?. La respuesta fue clara, directa y muy jesuita: ¡Según sus posibilidades! A cada uno según lo que pueda aportar. Y eso me gustó. Trajo a mi memoria esa parábola de los talentos, que tantas veces escuché en los retiros del colegio: cada uno debe dar de acuerdo a lo que tiene, a lo que ha recibido. Esto me terminó de convencer y me presenté a la sede de AMAR Y SERVIR con mi formulario de inscripción como voluntario. Hoy somos 264 voluntarios y 303 donantes que aceptamos la invitación que nos hicieron los jesuitas para unirnos a esta tarea por Colombia.


Durante este tiempo he sido el encargado de digitar todas las fichas que nos llegan de Uds., ya sea como donantes o como voluntarios, para introducirlas en la base de datos. Ahora paso a colaborar en el proceso de Gestión de Calidad de la Fundación, trabajo que ya había iniciado nuestra compañera Ivonne, que ahora es la representante de AMAR Y SERVIR en Stamford, CT, de modo que cada día seamos más eficientes en nuestro apoyo al trabajo de los jesuitas que están en campo contribuyendo a que este país que amamos, sea cada día más justo, más equitativo y más fraterno.


A llegar al final de este segundo año de AMAR Y SERVIR, quiero enviar un saludo a todos mis compañeros en Colombia y el cada uno de los países donde estamos presentes, ya sea porque donan tiempo o porque donan dinero e invitarlos a continuar en este servicio a nuestros hermanos. Es nuestro grano de arena en la construcción de la paz, del perdón y del desarrollo equitativo de nuestra querida Colombia.


Quiera el Niño Jesús, nacido pobre y humilde, bendecir nuestra tarea para el año 2007 de modo que podamos seguir apoyando el trabajo de los jesuitas y sus compañeros de campo en cada uno de los frentes en que están presentes.


Feliz Navidad y un maravilloso año de 2007,


Edgar Fernando Ortega Galán
Ing. Industrial. U. Católica
San Bartolomé Mayor Clase 1997
Voluntario en Gestión de Calidad
Sede Nacional.